jueves, 21 de agosto de 2008

Fernando Echávarri y Antón Paz dedican el oro a los familiares de los fallecidos en el accidente aéreo


La segunda medalla de la vela española en estos Juegos ha llegado también bajo una tormenta de lluvia y viento


Qingdao (China), 21 ago.- Fernando Echávarri y Antón Paz no han fallado en la final de la clase Tornado, y con una regata casi perfecta, controlando siempre a sus máximos rivales, se han llevado la medalla de oro en aguas de Qingdao, bajo una tormenta de lluvia y viento. En estas mismas condiciones también cayó la primera medalla de la vela española en Pekín 2008, la de Iker Martínez y Xabi Fernández en 49er (plata), y hoy, el último día de competición en esta moderna ciudad china de rascacielos, ha llegado la segunda –que se suma a dos diplomas, el de Marina Alabau en RS:X F y el de Onán Barreiros y Aarón Sarmiento en 470 M-. Es el título que les faltaba a estos gallegos de adopción, campeones del mundo y de Europa, y se lo han dedicado a los familiares de los fallecidos en el accidente aéreo de Madrid.

Esta clase puede que se despida del panorama olímpico en estos Juegos, por lo que, si es así, tras el diploma conseguido en Atenas 2004, era el ahora o nunca para Echávarri y Paz (que por su constitución no se adaptan a ninguna otra clase doble olímpica). No han dejado escapar la oportunidad y se han colgado una medalla de oro luchada durante todo el campeonato, en que no han dejado el primer puesto ningún día. Ahora mismo “no sé lo que siento porque es la primera vez que lo siento, lo que sí que puedo decir es que hemos peleado todo lo escrito durante todo el campeonato”, ha dicho Echávarri (Santander, 1972) al llegar a puerto, entre las celebraciones de sus compañeros de equipo, que han seguido la regata desde el espigón, bajo la lluvia, y siempre con un recuerdo para las familias de los fallecidos en el desastre aéreo de Madrid.

Tras protagonizar un campeonato muy regular, con cuatro triunfos parciales en diez pruebas, y sólo en una de ellas con un resultado fuera del top ten (que es su descarte), Fernando Echávarri y Antón Paz llegaban a la final de la clase Tornado, de puntuación doble, clasificados en la primera posición, con tres puntos de ventaja sobre los segundos, los australianos Darren Bundock y Glenn Ashby, y con ocho sobre los terceros, los argentinos Santiago Lange y Carlos Espinola. La Medal Race, de puntuación doble, no ha variado el podio provisional. En la cuarta posición iban clasificados los alemanes, Johannes Polgar y Florian Spalteholz, a 16 puntos de los españoles. No era una ventaja suficiente para asegurarles la medalla, pero lo tenían bastante fácil.

Con la idea clara de tener que controlar a estas tres tripulaciones, los nuevos campeones olímpicos lideraron la flota en el primer tramo. “Hemos hecho un pedazo de salida”, ha analizado el patrón, nacido en Santander pero gallego de adopción. En la primera popa los germanos volcaron, con vientos de entre 12 y 18 nudos, despidiéndose así del podio olímpico. Pero iban algo atrás y ni Fernando ni Antón lo vieron. “Los alemanes nos han dejado de preocupar en la segunda ceñida porque los dos primeros estaban bien colocados y ellos tenían que acabar entre los primeros” para poder subir al podio, ha señalado.

En sotavento pasaron terceros, después de Gran Bretaña y Canadá, países que no entraban en la lucha por las medallas. Pero “en la segunda ceñida -ha relatado Echávarri- hemos tenido problemas porque el australiano se ha acercado mucho y el argentino estaba justo detrás, entonces no sé por qué razón hemos dejado de correr, no sé si era un plástico” (en la orza o el timón). Así es que el barco holandés les superó en la ceñida, en la que montaron cuartos, pero siempre con los australianos y los argentinos por detrás, a los que controlaron a la perfección en la última popa, la que les llevó a una victoria perfecta. Allí “ha sido aguantar, a veces tirábamos nosotros y a veces los australianos, pero no querían forzar demasiado, querían asegurar la plata y hemos estado allí tanteando, unas veces yendo a tope, otras relajándonos, pero con presión total hasta el último segundo”, en palabras del patrón gallego cántabro. “Sí, sobre todo (hemos intentado) no volcar, no tener problemas de roturas, hacer maniobras más seguras que en otros momentos”, ha confirmado el tripulante, Antón Paz, nacido en Madrid pero también gallego de adopción. Y es que en Atenas 2004, en sus primeros Juegos, una rotura les alejó del podio y se tuvieron que conformar con el diploma del octavo puesto, por eso aquí han revisado el material una y otra vez.

Entraron cuartos, lo que les ha hecho subir a lo más alto del podio, con cinco puntos de ventaja sobre los australianos y doce sobre los argentinos, que suben al segundo y tercer cajón, respectivamente. Y se desató la euforia. “Hemos liberado toda la tensión que teníamos, llevábamos liderando el evento desde el principio y esto a veces te carga un poco más de presión”, ha reconocido Paz (Madrid, 1976), que quiere celebrarlo “con todo el mundo” que les ha seguido “durante estos diez años”.

Nada más llegar a tierra, los dos regatistas han asegurado que “en parte es un día de tristeza por todos los fallecidos del accidente aéreo en Madrid y queríamos dedicar personalmente este triunfo a todos los familiares de las personas fallecidas en este trágico accidente”. Durante la ceremonia de entrega de medallas, que se ha celebrado al aire libre bajo una intensa lluvia, han llevado un brazalete negro en señal de luto.

Es el primer metal olímpico para estos españoles, diploma en Atenas 2004, campeones del mundo y de Europa en 2005 -por lo que fueron galardonados por la Federación Internacional de Vela con el prestigioso premio Sailor of the Year- y campeones del mundo en 2007. Ahora “vamos a descansar, vamos a asimilar lo que hemos hecho hoy y después empezaremos a trabajar duro para poder estar otra vez en lo más alto”. Su próximo reto es la vuelta al mundo Volvo Ocean Race, que empieza este otoño desde Alicante, y en la que participarán a bordo de uno de los dos Telefónicas.

A su lado ha estado su entrenador, el mallorquín Toni Ripoll, que ahora ya tiene su tercera medalla como entrenador, además de haber conseguido otras dos como coentrenador.

El dúo gallego ha sumado la decimoséptima medalla olímpica de la vela española y la decimoprimera de oro. Es la segunda de España en esta clase doble, después del oro de Fernando León y José Luis Ballester en Atlanta 1996. Para los dos ha sido el mejor regalo de cumpleaños (los dos lo han celebrado en Qingdao, día 8 Antón y el 13 Fernando).

Navegan juntos desde 1998. Antes, Fernando Echávarri hizo la preparación olímpica para Atlanda 1996 en la clase Laser, aunque no ganó la selección, mientras que Antón Paz regateó en Europe. Se subieron juntos por primera vez a un Tornado para probar suerte, y destacaron desde el principio. En 1999 ya entraron en el equipo preolímpico español de vela, trasladándose de esta forma a Santander. Un año más tarde estaban en Sydney 2000 haciendo de sparrings para la tripulación titular, la formada por Fernando León y José Luis Ballester, que había conseguido el primer y de momento único oro olímpico español en esta clase en Atlanta 1996. Tras esa cita, Echávarri y Paz, que corren por el RCN Sanxenxo, recogieron el testigo y se pusieron a trabajar a fondo para estar en Atenas 2004. Tanto, que en febrero de 2004 subieron por primera vez a lo más alto del ranking mundial de Tornado. Afrontaron los Juegos de Atenas, los primeros en su carrera, con ganas de hacer un buen papel, pero una rotura en una de las jornadas los alejó inevitablemente de la lucha por las medallas. Ésta es la frustración de Antón, aunque Fernando le recuerda que “de todo se aprende”. Acabaron consiguieron un diploma olímpico.

Al año siguiente llegaban al punto álgido. Se alzaron con la victoria en prácticamente todos los campeonatos en los que tomaron parte, incluyendo el Mundial, que se celebró en La Rochelle (Francia) –y del que ambos dicen que ha sido su mejor momento deportivo hasta ahora-, y el Europeo, disputado en Vastervik (Suecia). Ello les catapultó de nuevo al primer puesto del ranking mundial, posición que no dejarían durante más de catorce meses consecutivos, y también a raíz de ello fueron galardonados por la Federación Internacional de Vela (ISAF) con el prestigioso premio Rolex World Sailor of the Year, que recibieron en Singapur ese año.

Tras ese año de gloria, decidían darse un pequeño respiro de la carrera olímpica involucrándose en dos proyectos distintos, aunque nunca llegaron a abandonar del todo el Tornado. El regatista gallego-cántabro, residente en Pontevedra, se embarcaba en el barco español “Movistar” de la vuelta al mundo Volvo Ocean Race, con la mala suerte de vivir una de las etapas más dramáticas. En mayo, la tripulación del “Movistar” tuvo que abandonar la embarcación en medio de una tormenta, y fue rescatada por uno de los contrincantes, el ABN Amro 2. Fernando supo mantener la cabeza fría y filmó el trasbordo. Mientras, Antón, que reside en Vilagarcía de Arousa, trabajaba junto a su hermano Carlos en un proyecto de la clase monotipo Platú 25, el “Vilagarcía”, que en septiembre del 2006 finalizó la temporada con un cuarto puesto en el Mundial, con Fernando Echávarri a la caña.

Tres meses más tarde se clasificaron séptimos en el Mundial de Tornado, en Argentina, actuación que mejoraron considerablemente el año pasado, en que se proclamaron campeones del mundo en la localidad portuguesa de Cascais. Fue su segundo título mundial. Un mes más tarde, fueron sextos en la Preolímpica del 2007, en el mismo Qingdao.
fuente: Neus Jordi- RFEV