miércoles, 10 de febrero de 2010

33ª America´s Cup: Perfecto para una regata tradicional, maldito para una de 40 millas


Tampoco hubo suerte hoy. La Copa América deberá de esperar todavía dos días más… de momento, aunque las condiciones son realmente difíciles.
Por mucho que se quejen no es culpa de Valencia, ni tan siquiera de los equipos o los Comités de regatas, es simplemente la meteorología de la zona la que impone su ley.
La primera advertencia que hace normalmente Seguridad Marítima para cualquier navegante dominguero es siempre la misma: ¡Cuidado con los vientos de poniente!.
Y es que los días son preciosos, la luz clara y el mar, en línea de costa, es llana, casi como un espejo. Pero a medida que te adentras en las profundidades, el mar se levanta, y la navegación se vuelve realmente peligrosa. Es el efecto del ‘fetch’. Definido como “la longitud horizontal de la zona en la que sopla un viento de dirección e intensidad constante. Es la distancia rectilínea del área generadora de oleaje”.
Dicho de otra manera, el oleaje que se forma está condicionado por el periodo de tiempo durante el cual sopla el viento en una dirección y la distancia en la que se mantiene la intensidad del viento en esa dirección. Cuando el viento de Levante (Este) azota la costa valenciana, el mar ‘sube’ y las olas se levantan, porque el viento viene de lejos y han empujado la formación de ese oleaje desde mar adentro hacia la costa. Cuando el viento sopla del interior, de poniente (oeste), va levantando mar a medida que se adentra en el horizonte y las condiciones son puramente engañosas desde el litoral. Puede haber una mar preciosa en la costa y un maretón de narices a la altura de las Columbretes.
El problema de esta bendita 33 Copa América, se centra en que el Comité debe preparar un campo de regatas de 400 millas cuadradas, con intensidad de mar y viento constante en todos sus puntos.
¡Claro que en Valencia y en toda la costa valenciana se navega los domingos de poniente!, pero se hace cerca de la costa, en distancias de 4 a 10 millas que son relativamente fáciles de controlar, como sucedió en la 32ª America´s Cup. En esta Copa América, el Deef of Gift establece una primera regata con dos tramos de 20 millas náuticas, algo más de 34 kilómetros. Los vientos del noroeste como los que soplaron ayer en el campo de regatas, generan turbulencias importantes en zonas como la desembocadura del Ebro, que son arrastradas hacia el sureste, se meten de lleno en el Campo de Regatas de la Copa América de Vela y generan, además, un mar de fondo bastante complicado de sortear.
El problema también, es que esta Copa América es casi un híbrido, entre una regata tradicional (por la forma del recorrido y las condiciones de competición) y una regata de altura, donde se amplia el área de competición y se pierde de vista la costa. La diferencia con una regata de altura, de las de verdad, es que en estas tanto los barcos como las condiciones de la regata son diferentes. El Comité debe prever las condiciones idóneas para la salida, pero no debe responsabilizarse de que el viento sea constante, exento de roles, porque generalmente casi nunca es así.
Y el problema, también, es que el otoño y el invierno pueden ser realmente divertidos para navegar en la Comunidad Valenciana, como lo demuestran los más de 400 veleros que tradicionalmente lo hacen todos los domingos y ls más de 200 regatas organizadas, pero no con las condiciones que plantea el Deef of Gift para la Copa América. Ellos (los regatistas locales) no han invertido millones de euros en desarrollos tan sofisticados que pueden ‘salir volando’. No navegan en circuitos que deben mantener una constante de viento y mar perfecta en todos sus puntos. No van a ir a los tribunales para defender 'sus sinrazones' si el role fue mayor o menor, les dio tal o cual ventaja, como seguramente podría suceder en esta competición.
Al mal viento, buena cara
Lo malo es que la guerra psicológica comienza a alcanzar niveles insufribles entre los dos equipos. Lo malo, es que para muchos espectadores resulta ‘incomprensible’ este sistema de competición que no se ha llegado a explicar en lo que vale. Pero lo bueno, es que el espectáculo continua y de momento se va alargando en el tiempo.
A la tercera va la vencida, o eso dicen, aunque ¡quien puede saberlo hasta el viernes!. A partir de entonces comienzan a contar los ‘días de reserva’ establecidos en las instrucciones de regata, que abarcan desde el 14 al 24 de febrero. El calendario ‘lógico’ (si queda algo de lógica en todo esto), es que el viernes se intente de nuevo y los equipos vuelvan al mar el domingo. En las instrucciones de regata no dice nada en contra de navegar el domingo, sobre todo si hay consenso entre los equipos. ¿Serán capaces de santificar la fiesta?