"Una vez mas estoy algo emocionado leyendo todos los mensajes de apoyo, es la primera vez que me retiro en una regata tomando yo esta decisión y no sabia que esto seria tan chungo, así que gracias por vuestro apoyo. Como ya sabéis la salida de Funchal fue algo accidentada, rompí el palo con 8 nudos de viento en la boya de desmarque, después de 15minutos de regata! Conseguimos tener el palo listo a las 3 de la mañana, miré la meteo y visto mi cansancio decidí salir al dia siguiente.
Antonio, Mary y Lida me remolcaron, fue dejarles y empezar a andar, sabia que los primeros estaban a unas 60 millas y que además el viento entraría por detrás, así que la suerte estaba de cara. Estuve andando bien, con un Alisio del NE muy suave y algo variable, pero estaba andando.
La noche siguió igual y por la mañana el viento empezó a entrar. Esa mañana pase dos barcos que tenia a vista con una facilidad tremenda, ya estaba el cola de la regata y quedaban 2500 millas por delante, dos archipiélagos y el paso del ecuador por en medio. O sea, casi toda la regata. Por la radio anuncian viento duro por el paso de Canarias y decido pasar por el Oeste de La Palma. El viento fue entrando: mayor entera y espí medio; luego: 1 rizo en la mayor y espí medio, 1 rizo en la mayor y otro en el espí, 2 rizos en la mayor y otro en el espí, 2 rizos en la mayor y código 5! Las planeadas eran interminables, ¡¡a veces más de 2 minutos por encima de 15 nudos y con una punta a 18 de velocidad de barco!!. En estas condiciones siempre he pensado que unos foostraps de windsurf en el cajón de la balsa serian muy útiles, porque el barco sufre unas aceleraciones y una frenadas muy bruscas.
Sabía que la flota no aguantaría este ritmo, sencillamente porque llevaba una noche más que yo en el agua y la tercera noche es siempre la más dura. Así que apreté el barco y a recuperar millas. Quedé un ratito desventado por la Isla, pero duró poco. Por la mañana en las clasificaciones iba el 21, no me lo podía creer, ¡¡menuda caña!! El viento aflojó un poco y yo con la moral a tope, descanso un poco con algunas siestas sabiendo que volvería a entrar viento duro en las próximas horas. Comí bien y traté de ordenar el barco, los cambios de velas fueron constantes otra vez, pero yo estaba en forma y con la moral a tope, “los voy a atrapar, con el palo manchonado y habiendo salido 24 horas después! se van a enterar!” me decía. La verdad es que cuando navego con esa "rabia" las cosas me suelen ir bien.
Otra cosa que he notado es el entreno de este invierno, navegando con viento duro para batir el record Denia/Ibiza, me encuentro cómodo y creo que hago gestiono del stress en estas situaciones.
Vaya, todo pintaba bien. Seguí navegando bien, concentrado en el barco y la mañana siguiente ¡ya iba el 16! No me lo creía, vaya pasada. No estaba perdiendo distancia con Yves, estaba en su ritmo, fantástico. Mantuve el mismo ritmo y motivación, comiendo bien y descansando cuando el barco me lo permitía, así que a la mañana siguiente iba 10 clasificado! "No me lo creo, vamos como un tiro, ahora se trata de acertar por donde hay que ir porque ya estoy en el grupo de los barcos rápidos" pensé.
Esa noche navegaba con toda la mayor y el espí medio. El viento oscilaba de 17 a 25 nudos, con mar cruzada. Se me hizo muy complicado equilibrar el barco pero lo conseguí; pude hacer unas siestas en la bañera, y en una de esas el barco se cruzó al viento y me fui de abatida: ¡¡gallentón tremendo!! Volví a oír el palo crujir!! Me quedé un minuto larguísimo con el barco a noventa grados de escora, pensando que en cualquier momento se me caía el palo encima. Conseguí adrizar el barco, sacar el espí del agua y "p’alante" otra vez. El resto de la noche estuve andando tranquilo, quería repasar el palo de día.
Por la mañana nada visible, así que a intentar coger el ritmo de nuevo lo antes posible. A partir de ahí, estuve mas o menos acertado con los roles y las anticipaciones a éstos. Navegaba algo mas al Este de lo que me hubiese gustado, pero bueno, estaba allí. Acercándome al paso de St. NIcolau. en una trasluchada sencilla con 15 nudos de viento, ¡¡crack, el palo volvió a crujir!! ¡¡Nooo por dios!! Menudo mosqueo.
Me pasaron mil y una cosas por la cabeza. El aspecto exterior del mástil estaba bien, como en la salida de Funchal ¡¡y luego lo rompí! Así que me lo plantee y replantee, le estuve dando vueltas: Si sigo, no voy a poder apretar, se me van a escapar los de mi paquete, si aprieto tengo muchas posibilidades de cometer algún error y no creo que palo me lo permita, si rompo el palo pasado Cabo Verde y me vienen a buscar deberé abandonar el barco porque estaré demasiado lejos para un remolque y no llegaría nunca a cruzar el Atlántico con aparejo de fortuna, ya que no llevo suficiente agua ni comida para una travesía de 35 o 40 días. Decidí parar la regata en Mindello para poner el barco a salvo y evitar situaciones todavía mas comprometidas. Se me hizo rarísimo parar de golpe el juego, la regata, pero la decisión estaba tomada. Aun le doy vueltas, y se que me va a costar tiempo olvidar esto. Pero creo que es lo más razonable. A todas estas, estaba atardeciendo y el sol cae rapidísimo por estas latitudes, por lo que debía darme prisa para poder entrar de día en la bahía de Mindello. Tuve la mala fortuna que se me fuera la luz a la entrada, pues no tenía carta de detalle. La bahía es un autentico cementerio de mercantes roñosos abandonados, así que hice un "Slalom Gigante" entre ellos. El viento era de unos 25 nudos y las luces de la ciudad no me dejaban ver algún posible pantalán o punto de atraque para mi barquito. Me plantee salir de nuevo de la bahía y pasar toda la noche al pairo hasta el amanecer, pero hacerlo con la ventada que estaba pegando me llevaría lejísimos, y me entró una pereza tremenda en pensar que debería remontar ciñendo para volver aquí. Así que se me ocurrió una mejor: "me amarro a uno de estos mercantes por popa, paso aquí toda la noche y mañana ya moveré el barco". De golpe apareció un dingui con un hombre gritando desesperado: "Mini-Transat, Mini-Transat", ¡¡que bien, alguien me ha visto!! Era Hugo, un francés simpatiquísimo que estaba fondeado con su barco y salió en mi búsqueda. Me marcó el camino hasta el pantalán. Hice la maniobra y ya estaba a salvo. Fuimos a amarrar el barco, y no había ningún noray ni cornamuza, que raro.., en esto llegó el vigilante nocturno y me echo directamente de allí,¡que amable!
Finalmente amarré a la popa del barco de Hugo y llegó otra lancha con 3 negritos, ofreciéndome de todo, y sobre todo seguridad para mi barco, como si ya me fuesen a robar. Bueno yo estaba alucinado, es la tercera vez que hago esta regata, y en las dos anteriores había un motón de gente, cámaras, prensa y caipirinhas a mi llegada. Que shock! Que cosa más triste. Me acordé mucho de mi amigo minista Juan Carlos, que en las dos últimas ediciones tuvo que hacer escala aquí, y en la última también abandonar en esta isla. El barco estaba muy desordenado y húmedo, Hugo me ofreció dormir en el suyo, pero le comente que quería hacer una llamada a Lida y a mis padres, me bajo a tierra. Hice las llamadas, y me tomé en una terraza un trozo de pizza y una cerveza que me sentó como si me hubiese tomado 10. Iba vestido con ropa de navegar, y además aquí la población es de africana, por lo que no veáis el “espectáculo” que estaba dando, ¡¡cual atracción de feria!! Todo el mundo me quería vender algo o aconsejarme sobre no se que. La cerveza, por la falta de sueño en los últimos días, me estaba empezando a subir y decidí encontrar en un hotel antes meterme en algún lío.
Por la mañana llegó Sam y pudimos compartir nuestras penas. El martes llega Lida. El barco está prácticamente desmontado y con suerte mañana le saco el palo. Espero resolver los trámites para repatriar el barco lo antes posible.
Gracias de nuevo por vuestro apoyo y ánimos, y espero de veras que hayas disfrutado con mi corta regata. Ya os seguiré contando como acaba esto.
Un saludo a todos!!!!!!"
Antonio, Mary y Lida me remolcaron, fue dejarles y empezar a andar, sabia que los primeros estaban a unas 60 millas y que además el viento entraría por detrás, así que la suerte estaba de cara. Estuve andando bien, con un Alisio del NE muy suave y algo variable, pero estaba andando.
La noche siguió igual y por la mañana el viento empezó a entrar. Esa mañana pase dos barcos que tenia a vista con una facilidad tremenda, ya estaba el cola de la regata y quedaban 2500 millas por delante, dos archipiélagos y el paso del ecuador por en medio. O sea, casi toda la regata. Por la radio anuncian viento duro por el paso de Canarias y decido pasar por el Oeste de La Palma. El viento fue entrando: mayor entera y espí medio; luego: 1 rizo en la mayor y espí medio, 1 rizo en la mayor y otro en el espí, 2 rizos en la mayor y otro en el espí, 2 rizos en la mayor y código 5! Las planeadas eran interminables, ¡¡a veces más de 2 minutos por encima de 15 nudos y con una punta a 18 de velocidad de barco!!. En estas condiciones siempre he pensado que unos foostraps de windsurf en el cajón de la balsa serian muy útiles, porque el barco sufre unas aceleraciones y una frenadas muy bruscas.
Sabía que la flota no aguantaría este ritmo, sencillamente porque llevaba una noche más que yo en el agua y la tercera noche es siempre la más dura. Así que apreté el barco y a recuperar millas. Quedé un ratito desventado por la Isla, pero duró poco. Por la mañana en las clasificaciones iba el 21, no me lo podía creer, ¡¡menuda caña!! El viento aflojó un poco y yo con la moral a tope, descanso un poco con algunas siestas sabiendo que volvería a entrar viento duro en las próximas horas. Comí bien y traté de ordenar el barco, los cambios de velas fueron constantes otra vez, pero yo estaba en forma y con la moral a tope, “los voy a atrapar, con el palo manchonado y habiendo salido 24 horas después! se van a enterar!” me decía. La verdad es que cuando navego con esa "rabia" las cosas me suelen ir bien.
Otra cosa que he notado es el entreno de este invierno, navegando con viento duro para batir el record Denia/Ibiza, me encuentro cómodo y creo que hago gestiono del stress en estas situaciones.
Vaya, todo pintaba bien. Seguí navegando bien, concentrado en el barco y la mañana siguiente ¡ya iba el 16! No me lo creía, vaya pasada. No estaba perdiendo distancia con Yves, estaba en su ritmo, fantástico. Mantuve el mismo ritmo y motivación, comiendo bien y descansando cuando el barco me lo permitía, así que a la mañana siguiente iba 10 clasificado! "No me lo creo, vamos como un tiro, ahora se trata de acertar por donde hay que ir porque ya estoy en el grupo de los barcos rápidos" pensé.
Esa noche navegaba con toda la mayor y el espí medio. El viento oscilaba de 17 a 25 nudos, con mar cruzada. Se me hizo muy complicado equilibrar el barco pero lo conseguí; pude hacer unas siestas en la bañera, y en una de esas el barco se cruzó al viento y me fui de abatida: ¡¡gallentón tremendo!! Volví a oír el palo crujir!! Me quedé un minuto larguísimo con el barco a noventa grados de escora, pensando que en cualquier momento se me caía el palo encima. Conseguí adrizar el barco, sacar el espí del agua y "p’alante" otra vez. El resto de la noche estuve andando tranquilo, quería repasar el palo de día.
Por la mañana nada visible, así que a intentar coger el ritmo de nuevo lo antes posible. A partir de ahí, estuve mas o menos acertado con los roles y las anticipaciones a éstos. Navegaba algo mas al Este de lo que me hubiese gustado, pero bueno, estaba allí. Acercándome al paso de St. NIcolau. en una trasluchada sencilla con 15 nudos de viento, ¡¡crack, el palo volvió a crujir!! ¡¡Nooo por dios!! Menudo mosqueo.
Me pasaron mil y una cosas por la cabeza. El aspecto exterior del mástil estaba bien, como en la salida de Funchal ¡¡y luego lo rompí! Así que me lo plantee y replantee, le estuve dando vueltas: Si sigo, no voy a poder apretar, se me van a escapar los de mi paquete, si aprieto tengo muchas posibilidades de cometer algún error y no creo que palo me lo permita, si rompo el palo pasado Cabo Verde y me vienen a buscar deberé abandonar el barco porque estaré demasiado lejos para un remolque y no llegaría nunca a cruzar el Atlántico con aparejo de fortuna, ya que no llevo suficiente agua ni comida para una travesía de 35 o 40 días. Decidí parar la regata en Mindello para poner el barco a salvo y evitar situaciones todavía mas comprometidas. Se me hizo rarísimo parar de golpe el juego, la regata, pero la decisión estaba tomada. Aun le doy vueltas, y se que me va a costar tiempo olvidar esto. Pero creo que es lo más razonable. A todas estas, estaba atardeciendo y el sol cae rapidísimo por estas latitudes, por lo que debía darme prisa para poder entrar de día en la bahía de Mindello. Tuve la mala fortuna que se me fuera la luz a la entrada, pues no tenía carta de detalle. La bahía es un autentico cementerio de mercantes roñosos abandonados, así que hice un "Slalom Gigante" entre ellos. El viento era de unos 25 nudos y las luces de la ciudad no me dejaban ver algún posible pantalán o punto de atraque para mi barquito. Me plantee salir de nuevo de la bahía y pasar toda la noche al pairo hasta el amanecer, pero hacerlo con la ventada que estaba pegando me llevaría lejísimos, y me entró una pereza tremenda en pensar que debería remontar ciñendo para volver aquí. Así que se me ocurrió una mejor: "me amarro a uno de estos mercantes por popa, paso aquí toda la noche y mañana ya moveré el barco". De golpe apareció un dingui con un hombre gritando desesperado: "Mini-Transat, Mini-Transat", ¡¡que bien, alguien me ha visto!! Era Hugo, un francés simpatiquísimo que estaba fondeado con su barco y salió en mi búsqueda. Me marcó el camino hasta el pantalán. Hice la maniobra y ya estaba a salvo. Fuimos a amarrar el barco, y no había ningún noray ni cornamuza, que raro.., en esto llegó el vigilante nocturno y me echo directamente de allí,¡que amable!
Finalmente amarré a la popa del barco de Hugo y llegó otra lancha con 3 negritos, ofreciéndome de todo, y sobre todo seguridad para mi barco, como si ya me fuesen a robar. Bueno yo estaba alucinado, es la tercera vez que hago esta regata, y en las dos anteriores había un motón de gente, cámaras, prensa y caipirinhas a mi llegada. Que shock! Que cosa más triste. Me acordé mucho de mi amigo minista Juan Carlos, que en las dos últimas ediciones tuvo que hacer escala aquí, y en la última también abandonar en esta isla. El barco estaba muy desordenado y húmedo, Hugo me ofreció dormir en el suyo, pero le comente que quería hacer una llamada a Lida y a mis padres, me bajo a tierra. Hice las llamadas, y me tomé en una terraza un trozo de pizza y una cerveza que me sentó como si me hubiese tomado 10. Iba vestido con ropa de navegar, y además aquí la población es de africana, por lo que no veáis el “espectáculo” que estaba dando, ¡¡cual atracción de feria!! Todo el mundo me quería vender algo o aconsejarme sobre no se que. La cerveza, por la falta de sueño en los últimos días, me estaba empezando a subir y decidí encontrar en un hotel antes meterme en algún lío.
Por la mañana llegó Sam y pudimos compartir nuestras penas. El martes llega Lida. El barco está prácticamente desmontado y con suerte mañana le saco el palo. Espero resolver los trámites para repatriar el barco lo antes posible.
Gracias de nuevo por vuestro apoyo y ánimos, y espero de veras que hayas disfrutado con mi corta regata. Ya os seguiré contando como acaba esto.
Un saludo a todos!!!!!!"